Cómo enseñar a masticar a tu hijo

Cuando empezamos a ofrecer a nuestros hijos comida sólida, dejando un poco de lado los purés y la comida triturada e introduciendo nuevos alimentos, nos damos cuenta de lo difícil que es confiar en que no se van a ahogar, que van a masticar bien y que sabrán tragar cuando esté lo suficientemente triturado.

Enseñar a masticar a nuestros hijos es algo que debemos hacer de forma progresiva para que no solo se vayan adaptando a los nuevos sabores sino también a las texturas. Durante este proceso debemos tener paciencia, sin prisas y dedicar todo el tiempo necesario para que el bebé se vaya acostumbrando: conviene que recordemos que masticar es algo nuevo para ellos.

Probablemente al principio el niño escupirá los alimentos, por lo que no debemos obligarlos a tragar. Es necesario permitirles jugar y conocer ese nuevo alimento y el proceso al que se están enfrentando. Este es un acto que necesita de constancia y paciencia, solo así lograremos que nuestros bebés evolucionen y coman alimentos sólidos.

¿Por qué es importante que el niño aprenda a masticar?

Algo tan sencillo como masticar bien la comida es esencial para poder tener una buena salud. Puede parecer que no tiene tanta importancia como parece, pero los beneficios de masticar correctamente son innumerables. Por ejemplo, previene la gastritis, hace adelgazar y disminuye el estrés.

Los malos hábitos que solemos tener al momento de comer, rodeados de tantas distracciones como el televisor, el teléfono móvil, la prisa por salir, el estrés, etc, nos impiden disfrutar del proceso de degustación de los alimentos y, al final, lo convertimos en un acto mecánico, privándonos así de muchos beneficios como, por ejemplo, una buena salud digestiva, entre otros. Se recomienda masticar la comida al menos unas 30 veces antes de tragarla.

Masticar no sólo le ayudará a ejercitar su mandíbula sino también a conseguir unos dientes más sanos. Debemos inculcarles desde pequeños unos buenos hábitos alimenticios que consistan en una alimentación variada y equilibrada, dejando sólo para ocasiones especiales los alimentos menos favorables como los dulces, e introduciendo frutas, verduras, carne, pescado, cereales, etc., en sus hábitos cotidianos. Por lo que masticar es:

Es bueno para los dientes

Una dieta demasiado blanda hace que los dientes se ensucien más y aumenta el riesgo de caries.

Ayuda al desarrollo de la boca

Si no mastica, no va a tener los estímulos necesarios para que los huesos y los músculos se desarrollen adecuadamente con el riesgo de sufrir una maloclusión (defecto en la mordida).

Adelántate a la etapa del no

Un bebé debería tomar purés con trocitos hacia los 8 meses. Cuando se les acostumbra más tarde, a partir de los 2 años, entran en la llamada “etapa del no”, una fase típica de su desarrollo en la que recurren a la negación como forma de reafirmarse y conocerse a sí mismos.

Y el problema es que ese “no” lo utilizan para casi todo y, por supuesto, también para la comida. Pueden rechazar por sistema todo lo nuevo que le pongas en su plato.

Si, en cambio, te adelantas a esa edad, y aprovechas la franja que va del primer al segundo cumpleaños, observarás que su reacción es la contraria. Al año, será un investigador nato porque su curiosidad es enorme. Le gustará observar, descubrir y probar cosas nuevas, entre ellas alimentos que hasta entonces no conocía.

¿Por qué es importante que el niño aprenda a masticar?

Cómo incentivar la masticación por edad

A los 8 meses

s aconsejable darle trocitos de zanahoria cocida, apio crudo para que chupe, plátano chafado y pedacitos de queso blando. Evita galletas, bizcochos y pan blando. Deja que los chupe y cuando notes que la saliva ha reblandecido el alimento, retíralo y ofrécele pedazos más duros.

A los 10-12 meses

ritura los alimentos con tenedor para que la textura quede más gruesa. Ofrécele trozos de fruta como sandía sin semilla, melón o pera madura sin piel. También puede tomar fresas, albaricoques y frambuesas, aunque debes asegurarte de que no le producen alergia. No puedes darle frutos secos antes de los 3-4 años.

De 1 a 2 años

igue en tu estrategia de darle trocitos. Le gustarán las lentejas, la pasta, los fideos, los trocitos de jamón de york, queso, etc. Iniciado el camino, se irá acostumbrando a masticar alimentos más duros a medida que se complete su dentición, en torno a los 30 meses.

A partir de los 2 años

frécele con frecuencia pasta, arroz y cereales que le gusten mucho y tengan trocitos. Hasta solucionar el problema, sé menos exigente con la carne, que es lo más difícil de masticar. Dásela picada, en albóndigas o mezclada con vegetales y verduras.

Empieza a sentar a tu bebé en la mesa familiar

Desde el punto de vista neurológico facilita que el bebé vaya incorporando otros alimentos y texturas a su dieta. Estos avances suelen ocurrir dentro del periodo ventana, también conocido como el periodo de aceptación de los alimentos,  pero cabe recordar que no se trata de un periodo rígido.

Hay especialistas que prefieren referirse a este tiempo como el mejor momento para comenzar a sentarse en la mesa con los demás y empezar a llevarse comida a la boca de forma autónoma. Algunos niños hacen estas cosas antes y otros un poco más tarde, pero, como padres, no tenemos que impacientarnos. Siempre hay un importante componente individual en el desarrollo del niño.

Empieza a sentar a tu bebé en la mesa familiar

Los especialistas recomiendan no introducir alimentos distintos a la leche, siempre preferiblemente materna, antes de los cuatro meses de vida ni retrasarlos más allá de los siete, porque a esa edad el bebé empieza a necesitar una serie de nutrientes que no puede recibir solo a partir de la leche. Los alimentos que necesita entonces se le van a dar siempre de forma gradual y en cantidades pequeñas.

Se puede hacer que pruebe algo nuevo cada semana, por ejemplo. Así podremos ir viendo cómo asimila cada alimento su organismo. Lo normal siempre es introducir los sólidos a los seis meses. Es importante destacar que no se deben dar productos con gluten al niño antes de este momento.

Ejercicios de masticación para niños

  1. Es importante no estar distraído con la televisión o el teléfono, sino poniendo atención en la comida.
  2. Cortar todo en trozos pequeños para ayudarles a masticar mejor.
  3. Masticar con la boca cerrada notando la contracción de los músculos que se encuentran en las mandíbulas. La punta de la lengua estará colocada en la montaña del paladar.
  4. Masticar 10 veces por el lado derecho y 10 por el lado izquierdo. La punta de la lengua estará colocada en la montaña.
  5. Masticar con mucha fuerza. La punta de la lengua estará colocada en la montaña.
  6. Masticar una galleta con la boca cerrada y la lengua colocada en la zona rugosa del paladar.
  7. Comer delante de él será el mejor ejemplo, que te vea masticar. Comenzar a introducirle en sus hábitos alimenticios debe formar parte de la educación.
  8. Exagerar los movimientos con la boca y explicarle que debe masticar todo muy bien antes de tragar.
  9. Saborea el bocado con los labios y dientes en ligero contacto y después tragar.

Recuerda actuar de forma firme y no ceder. Esto quiere decir que no hay que regañarles o decirles que les vamos a castigar ni nada parecido, sino que debemos hacerles ver que tienen que comer lo que se les proporciona y ser firmes en nuestra decisión.

Si conseguimos hacer esto con el niño todos los días durante unos meses, el niño aprenderá a masticar correctamente y no tendrá problemas el resto de su vida.