Los estudios indican que alrededor del 1% de los adultos es tartamudo, se sabe que los niños lo hacen más que las niñas y también que lo más habitual es que ese trastorno se solucione.

El origen de la tartamudez es algo que todavía no se conoce a ciencia cierta. Algunos estudiosos dicen que puede ser por genética, otros dicen que tiene que ver con el proceso de aprender a hablar, los nervios, etc.

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Qué es la tartamudez

Para entender correctamente cómo podemos tratar y superar la tartamudez, debemos comenzar por saber qué es realmente este trastorno.

Podemos definir el tartamudeo como un trastorno del habla que se caracteriza por la interrupción constante del flujo, con repeticiones o prolongación de sílabas, etc., causados por la no posibilidad por parte de quien lo sufre de articular una palabra.

En ocasiones, ese tipo de interrupciones en el flujo de las palabras pueden estar acompañadas también por determinados signos visibles en el rostro, como pueden ser guiños y muecas.

Causas que pueden provocar la tartamudez

Hablar en público o más bien, el miedo a hablar en público, puede provocar el tartamudeo, incluso hablando por teléfono si la situación es tensa.

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Los mecanismos que hacen que el habla fluya con naturalidad son los siguientes:

  • Mecanismo respiratorio: la respiración mientras hablamos.
  • Mecanismo de expresión: la fonación, o el trabajo que realizan los músculos para poder emitir sonidos que se entiendan.
  • Articulación: incluye la garganta, los labios, los dientes, el paladar y la lengua.

Todos estos mecanismos están coordinados y controlados por el cerebro, pero además a su vez son supervisados tanto por el oído como por el tacto.

Cuando estos mecanismos no funcionan correctamente, el habla no fluye con naturalidad.

Antes se pensaba que la tartamudez era un trastorno psicológico que tenía su origen en la mente de las personas, pero en la actualidad se sabe que son muy pocos los casos de este tipo y que tienen su origen en algún tipo de enfermedad mental.

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Como ya hemos mencionado los orígenes que provocan la tartamudez no están determinados todavía, se sospechan algunas posibilidades pero ninguna es concluyente.

Los que dicen que en muchas ocasiones la tartamudez puede tener causas genéticas, aseguran que solo es una sospecha.

La forma más normal de tartamudeo, generalmente se debe al desarrollo del habla, en niños. Cuando éstos están aprendiendo a comunicarse mediante palabras, y con un tipo de tartamudeo muy leve, que más bien se podría definir como una falta de fluidez en el lenguaje debido a no encontrar la palabra adecuada, o a querer decir una frase completa y quedarse “atascado” en el intento.

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Por otro lado también hay casos de tartamudez que tienen un origen neuro-genético, en los que el cerebro es incapacidad de controlar y coordinar de la forma correcta los mecanismos que hacen que el habla fluya con naturalidad, debido a algún tipo de problema.

 

Tratamientos para la tartamudez

Existen diferentes tratamientos para la tartamudez, que la pueden suavizar, pero es la terapia la que mejores resultados puede conseguir, evitando que ese trastorno que puede ser pasajero, se convierta en un problema.

En el caso de los niños debemos intentar identificar cuándo se produce ese tartamudeo, si ocurre siempre o sólo en determinadas ocasiones, si pasa cuando hay alguien concreto presente, etc.

También se debe tener muy en cuenta la edad del niño, ya que hasta los cinco años el niño puede presentar cierta tendencia a repetir las palabras o se traba, etc., pero es a partir de esa edad cuando debe tener una fluidez en el lenguaje que si no se da, se debe intentar corregir.

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5 Ejercicios para la tartamudez

Algunos ejercicios como hablar solo o cantar suelen mejorar este trastorno, no obstante debemos tener claros los siguientes 10 puntos para ayudar a los niños que sufren este tipo de trastorno:

  1. No terminar las frases: esto no ayuda, debemos intentar armarnos de paciencia y permitir que sean los niños quienes terminen lo que tratan de decir. Es la mejor forma de que se enfrenten al problema.
  2. No humillar: menospreciar, insultar o enfadarse porque no tienen la fluidez deseada, solo puede agravar el caso.
  3. Ejercicios de soplo: existen algunos juegos que pueden ayudar, en los que los participantes deben soplar para conseguir el objetivo del juego. No obstante también se puede soplar para inflar un globo, soplar una vela, etc.
  4. Hablar por turnos: en los que el adulto comience una frase y el niño la tenga que terminar
  5. Cantar con el niño: si se le graba podrá comprobar cómo mientras canta no tartamudea, y podemos explicarle que eso se debe a que al cantar está gestionando de forma correcta el aire que debe expulsar.

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