Aunque los niños no son egoístas por naturaleza, es cierto que alrededor de los dos años comienzan a tener reacciones y comportamientos posesivos que pudieran despertar esa idea.

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Sin embargo, y tan solo a esa edad, es natural una cierta necesidad de pertenencia que se manifiesta en la posesión de objetos y en llamar la atención de los padres. Es entonces, con dedicación y ejemplo, que debe comenzarse, sin forzar su propio desarrollo, a inculcar tan importante habilidad social como lo es la generosidad. Valiéndonos de actividades y juegos para desarrollar este comportamiento, enseñaremos a nuestros hijos, además, otros valores fundamentales durante su crecimiento.

Enseñar a compartir es vital

Cuándo enseñar a compartir

A pesar de que lo repetimos mucho a nuestros menores, aprender a compartir es algo que incluso algunos adultos olvidamos a veces hacer. Por eso aunque los niños demuestran habilidades sociales desde los primeros días después de su nacimiento, hay que dedicar tiempo y práctica al enseñarles ciertas reglas y normas que en un principio a ellos les parecerán ilógicas.

A los dos años la necesidad de posesión, bien sea de un objeto o de la atención de los padres, es un instinto natural: cuando suprimimos un juguete a un niño de esta edad y dejamos pasar unos minutos, veremos que el niño lo “olvida”. De modo que su incapacidad para compartir, durante este período no es otra cosa que una manifestación de pertenencia o de miedo a perder algo que no sabe si volverá o no a sus manos.

La capacidad de compartir tiene que ver pues, con habilidades mucho más sofisticadas como la confianza y la empatía, conceptos que hay que ayudar a desarrollar.

 

Cómo enseñarles a compartirExisten juegos para enseñar a compartir

Es pues labor de los padres comenzar a introducir estos conceptos por medio del ejemplo y de la repetición, para ayudar al aprendizaje pero al mismo tiempo teniendo en cuenta que no es una tarea fácil a tan temprana edad.

Por eso conceptos como: prestar no es perder, algunas cosas pertenecen a ellos y otras no; o dar oportunidad al otro también de jugar requieren de paciencia y cuidados en tanto que el niño se acostumbra a los mismos.

No es necesario reprimir o sacar el egoísmo como un rasgo indeseable, lo importante es más bien, demostrar las ventajas y los beneficios de la generosidad, para que ellos mismos puedan elegirlo no por culpabilidad, sino porque así lo prefieren.

Actividades relacionadas con estas habilidades sociales, comienzan a introducirse desde temprana edad, pero obviamente será más fácil ejemplificarlas y conseguir momento para ellas cuando el niño comience a relacionarse con otros niños de su propia edad, bien sean familiares allegados o compañeros de clase.

También es muy interesante el uso de juegos educativos como los juegos en valores.

No obligar a compartir

Aunque siempre queremos que nuestros hijos “lo hagan todo mejor” y “más pronto”, no es necesario forzar esta habilidad, de las más difíciles de procesar. La mayoría de los niños comienzan a manifestarla entre los 4 y 5 años, pues antes de ese momento su necesidad de “conservar las cosas” es más importante que su habilidad para socializar.

Sin embargo, es posible que niños mayores encuentren difícil también esta tarea. Se trata de hacer turnos, explicar los beneficios de la amistad y de la confianza en los demás y, no será poco común escuchar un “no” como respuesta. Pero en ese caso, respetar la autonomía del niño es también importante y, entre hermanos, por ejemplo, establece la propiedad de los juegos de uno y de otro. Sin embargo, hay que estar atentos para descubrir la razón para la negativa, si es aprehensión porque el niño es muy pequeño no existe ningún problema. Pero cuando se trata de hermanos y, en caso de que uno sea mayor que el otro, puede deberse a celos, en cuyo caso, es necesario abordar el problema promoviendo el trabajo en equipo y estableciendo turnos para que ambos puedan jugar, tanto juntos como por separado.

la importancia de enseñar a compartirEnseñar a compartir entre hermanos

Lo común entre hermanos es compartir y no hacerlo por períodos. Como hemos dicho antes, puede que sus reacciones puedan deberse a celos entre ellos, pero es importante dejarles tener control sobre lo que ellos llaman “sus cosas” y diferenciar estas sobre las cosas o juguetes “comunes”. En este sentido, pues, cuando uno de los dos hermanos no desea compartir un juguete determinado, podemos apelar a su capacidad para compartir otro, y permitir así que sus hermanos jueguen con el juguete que el niño no está usando. Así, se estimula la autonomía en ambos mientras les dejamos saber que han compartido.

Otro aspecto importante es dejar saber a los hermanos mayores que habrá ocasiones en que sus hermanos pequeños quieran participar del juego en un momento determinado y, en estos casos dejar la decisión en manos del que ha comenzado a jugar primero, pero siempre presentando una opción para que involucre el compartir algo.

Con una buena intervención a tiempo, es lo más común que los niños con hermanos aprendan a compartir antes y para asegurarnos de que esto ocurra, debemos sobre todo, evitar reñirlos cuando quieren jugar solos y enaltecer, en cambio, aquellas ocasiones en que los encontramos compartiendo sus juguetes o demás implementos.

 

Enseñar al hijo único a compartir

Es natural, por tanto, que los hijos únicos encuentren más difícil experimentar momentos que para los hermanos son normales y cuando se trata de compartir, los niños sin hermanos tendrán la oportunidad de hacerlo más tarde, cuando comiencen a ir al colegio y participar en actividades fuera de casa con otros niños.

Por eso, además de seguir los consejos que damos a continuación, es importante aprovechar cualquier oportunidad para demostrar las ventajas del compartir, ya sea con los propios padres, o con otros niños allegados, como primos o vecinos. He aquí algunos consejos para estimular esta habilidad en niños sin hermanos:

  • Aprovechar la interacción con otros niños es fundamental para que puedan aprender los beneficios que tiene compartir las cosas propias.
  • Verbalizar las ventajas de la generosidad y ayudarlos a negociar e intercambiar en lugar de obligar: “uno para ti, otro para papá y otro para mí”, por ejemplo.
  • Si el niño se enfada porque alguien le ha cogido su juguete favorito, enseñarle a practicar la tolerancia es la mejor medicina: “cuando ella termine, podrás jugar de nuevo con tu juguete, por ahora, puedes usar estos”.
  • Evitar usar calificativos negativos como “eres egoísta” o “no sabes compartir” puede ser contraproducente y crea estigmas de los que les costará mucho trabajo deshacerse.
  • Indicar cuales son las cosas comunes y los objetos que pertenecen a todos, por ejemplo, los columpios del parque; pero además, hacerle saber que existen cosas propias que debemos cuidar nosotros mismos aún cuando podemos compartirlas: su sacapuntas, su portalápices; y respetar cuando el niño elija un juguete como su favorito.

Ventajas de aprender a ser generoso

Las habilidades sociales positivas son esenciales para el desarrollo normal de la vida adulta, y las primeras relaciones sociales que establece un niño es sin duda con sus padres y hermanos. Dependiendo del tipo de relación que pretendamos promover, es necesario actuar con concordancia a las reglas o modos que hemos elegido. Es difícil esperar que un niño comparta si ve a sus padres discutiendo por el mando de la tele. Por tanto, el primer ejemplo debe venir de nosotros.

Por ello es importante promover y enaltecer conductas tales como:

Juegos para aprender a compartir

  • Sentirse a gusto en su ambiente y en ambientes ajenos.
  • Compartir, cooperar, colaborar son habilidades importantes.
  • Respetar el turno, tanto en actividades como en conversaciones.
  • Saber jugar bien con otros compañeros y preocuparse por ellos.
  • Identificar y ser capaz de expresar sus emociones.

Trucos para enseñar a tu hijo a compartir

Algunos trucos o consejos para promover la generosidad en los niños son muy fáciles de seguir, pero otros requieren de nuestra dedicación, constancia y paciencia. He aquí una breve lista que te puede ayudar:

  1. El niño debe estar preparado para compartir y no puede obligársele a hacerlo. Si tu hijo te ve compartir regularmente, seguro comenzará a imitar este comportamiento pronto. Verbalizar el momento en que se comparte algo y hacerles ver la felicidad que produce hacer un poco feliz a todos a su alrededor.
  2. Consigue grupos de juegos dónde los niños puedan comenzar a socializar cuanto antes. Puede ser que encuentren cómodo compartir con sus padres, pero es necesario que también se relacionen con otros niños de su edad para practicar esta habilidad.
  3. La motivación verbal es imprescindible cuando por sí solo el niño comienza a compartir. Es importante enaltecer estos momentos siempre que los veamos.
  4. Enséñale a compartir en casa, cuando se sirve la mesa, cuando se sirve el postre, cuando se reparten caramelos. Incluso darle al niño la misión de repartir algo a la hora de comer es una buena práctica que comprenderán de inmediato.
  5. Fomenta el juego y trabajo en equipo. Esto es importante para estimular también otras habilidades sociales como la colaboración y su capacidad de expresar sus opiniones.
  6. Evitar las comparaciones y los reproches cuando el niño decida que prefiere jugar solo. La independencia, siempre que no afecte su capacidad de socialización, es también un rasgo importante en el crecimiento.