Face in Black and WhiteLos niños rebeldes  representan una preocupación para los padres y representantes del infante. La rebeldía en los niños puede deberse a una etapa natural de su maduración, a un criterio clínico o a una serie de episodios traúmaticos en su pasado.

Los padres, maestros y responsable suelen cometer errores a la hora de corregir a los niños rebeldes. Aquí te ofrecemos unos consejos útiles y avalados por profesionales para entender y sobrellevar la rebeldía infantil.

La rebeldía en los niños

Durante el crecimiento del niño, llegará a una fase de poner a prueba a sus padres. El pequeño tanteará hasta dónde puede llegar tras saltarse los límites paternos y estudiará las reacciones de los adultos. Se trata de una fase normal de su maduración. A los padres les corresponde la labor de mostrar firmeza, ceder o minar el respeto que les profesa el niño.

La primera acción a tomar ante la indisciplina, es aprender a distinguir si el niño padece algún trastorno o es simple desobediencia.

Los trastornos suelen hacerse más evidentes por conductas como la siguiente:

  • El niño parece ignorar al adulto cuando le interpela.
  • Es preciso repetir todo muchas veces hasta que se aviene a realizar lo que se le pide.
  • Abandona sin terminar las tareas, es despistado y se olvida.
  • Todo le aburre y es desorganizado.
  • Necesita supervisión continua del adulto, pues no se atiene a las reglas.
  • Desafía a los adultos y se muestra agresivo.
  • Las rabietas son frecuentes e intensas.
  • Es incapaz de permanecer quieto.

Si el niño padece trastornos como TDA, u otros que afectan a la conducta y el carácter, la causa de su desobediencia es el trastorno. Los padres deben buscar ayuda profesional ante una situación médica o psiquiátrica.

Niños desobedientes e impulsivos

Consideraciones previas para los padres

Resulta frecuente que, iniciada la aplicación de la disciplina, el niño retome las malas costumbres tras una mejora inicial. Los padres no deben abandonar las técnicas para disciplinar, pues los niños evolucionan con altibajos, y no de forma continua.

La labor paterna consiste en proporcionar al niño metas concretas, simples y pocas de una vez. Necesitará buenos ejemplos de comportamiento más que castigos. Las decisiones paternas deben de ser consensuadas por la madre y el padre, mostrar unión y coherencia ante su pequeño.

El niño debe notar que sus padres confían en él. La desconfianza paterna puede afectar al pequeño como una profecía auto cumplida y convertirlo en alguien indigno de confianza. Los padres deben aprender a escuchar a su pequeño: primero tratar de comprenderlo, antes de ser comprendidos ellos.

Descubrir las prioridades. No enredarse con el niño en batallas continuas sobre aspectos poco importantes, mientras que se descuidan las metas fundamentales para lograr con él. Los padres corren el peligro de perder el día luchando con el niño por trivialidades.

Qué hacer con ellos

El objetivo principal consiste en que el niño asimile que, cuando rompe una norma, obtiene consecuencias negativas para él, mientras que portarse bien conlleva resultados agradables. Toda conducta se mantiene o desaparece según las consecuencias que se obtengan de ella.

Dwarf in the gardenTres reglas básicas

Ignorar las conductas negativas

Los niños valoran tanto la atención paterna que prefieren una bronca antes que sentirse ignorados. Si se portan mal y reciben atención desmesurada en forma de riña u otras actitudes, no les importará, porque logran que se les atienda. La buena conducta será reforzada mediante la atención paterna y las muestras de cariño y de ánimo, mientras que la negativa obtendrá la pérdida de atención de los padres.

Inmediatez

El niño debe obtener el producto de sus actos positivos o negativos en cuanto los realice.

El castigo no debe suponer una recompensa

Si un supuesto castigo sirve para que el niño obtenga un beneficio, no logra su objetivo. Por ejemplo, si el mandarlo castigado a su cuarto implica que deja de hacer la tarea del colegio y en su habitación puede jugar a videojuegos sin que le molesten.

Deberes para los padres

  • Jamás debe amenazarse en vano al niño rebelde

Nunca decir que se le castigará y después renunciar a hacerlo. Tampoco levantar el castigo una vez impuesto, o recular y darle muchas oportunidades de proceder bien con tal de no castigar. Tales fallas en la autoridad consolidan la mala conducta del niño y su resistencia al cambio.

  • Nunca recompensar la mala conducta

Congruencia. Los padres no deben reír las gracias del niño cuando sus malas costumbres se dirigen hacia otros, pero reprenderlo cuando las realiza en casa.

  • Nunca castigar según el estado de ánimo del adulto

Así evitarán los castigos demasiado laxos o demasiado rigurosos. Los padres deben evitar que factores como el cansancio, o su mal humor definan la duración y dureza del castigo.

  • Nunca atentar contra los derechos del pequeño

Los castigos no deben implicar la retirada del afecto, ni ser humillantes o violentos. Los castigos son para enseñar, no para vengarse.

Recomendaciones para padres de niños desobedientes

  • Cada niño es una persona única y las pautas de actuación deben adaptarse a la edad del niño y su nivel de maduración, entre otros factores. La prueba y error mostrará a los padres las de mayor eficacia.
  • Lo principal es mostrar al niño que existen unos límites claros y sólidos que no se pueden transgredir. El niño debe aprender lo que significa ese “no”, y qué esperan los padres de su comportamiento.
  • Los pequeños necesitan de las recompensas y castigos asociados a todos sus actos para aprender sobre su conducta. Menos charlas y más actos. Los razonamientos apenas les influyen a los niños pequeños. Los padres deben predicar con él ejemplo, pues si ellos mismos se conducen de forma violenta, maleducada o poco ética, le enviarán un mensaje equívoco al pequeño.

Niños adoptados rebeldes

La adopción representa un reto para toda pareja de padres, tengan o no experiencia en la paternidad. Esto se debe a que en muchos casos las costumbres aprendidas del niño difieren mucho de las conductas o modos de proceder usadas en el hogar.

Para los niños adoptados suele ser difícil entender del todo los nuevos hábitos del entorno. La solución está en explicarle detalladamente al niño la importancia de ciertos hábitos (de conducta, higiene, cortesía, entre otros) y ser paciente durante el proceso de adaptación.

En otros casos la desobediencia o hiperactividad se debe a un criterio clínico. Algunas casas de adopción mienten u omiten sobre los antecedentes médicos y psiquiátricos del infante. Los padres deben estar alertas a conductas como déficit de atención, trastorno del sueño y problemas de aprendizaje.

Los padres también deben considerar el pasado traumático del niño. El ser alejados de su familia biológica en los primeros meses o años de vida hace que no establezcan vínculos afectivos fácilmente. El adulto a cargo tiene que mostrarse como una figura afectiva y de autoridad estable para que el niño se sienta en confianza.

El niño adoptado debe ser incorporado a la nueva familia con paciencia y afecto. Siempre es recomendable verificar el pasado del niño y recompensar las conductas positivas.

El refuerzo positivo

Los padres tienden a ignorar las conductas positivas de sus hijos y olvidan reforzarlas. A veces un pequeño se porta mal sólo para que le hagan caso. El aprendizaje se asienta con el refuerzo positivo, así que el pequeño debe recibir la atención que merece su buena conducta.

¿Cómo elogiar?:

Child and appleLa buena conducta se refuerza mediante el elogio concreto. Si es por un acto muy específico, el niño lo asimilará mejor, y aumenta la probabilidad de repetirlo. El elogio debe de ser inmediato, y aducir al acto, no a la personalidad (se entraría en generalizaciones).

Las pequeñas mejoras hasta la conducta deseada también merecen elogios paternos. También deben adaptarse a las preferencias del niño: algunos pueden disfrutar de elogios en público, mientras que otros los prefieren discretos, y los más pequeños acompañados de muestras físicas de cariño.

Ignorar al niño

Algunos niños obtienen atención de los padres mediante conductas indisciplinadas. La retirada de atención por parte de los padres, aunque medie una pataleta, servirá para que el niño aprenda que no se podrá salir con la suya, y esa conducta termine por desaparecer.

Los adultos deben ponderar el comportamiento y decidir si puede ignorarse. Las excepciones lógicas a la retirada de atención serían ante conductas peligrosas para el niño, e inadmisibles como pegar. Los actos negativos que se ignoran de forma intermitente, resultan reforzados.

La técnica consigue buenos resultados a largo plazo. Los padres deben ser perseverantes y prepararse para un empeoramiento de la conducta infantil antes de producirse la mejora. La rabietas durarán cada vez menos, hasta que desaparezcan.

Los niños caprichosos y cabezones aprendieron que la insistencia les reporta resultados. La técnica del disco rayado consiste en que el adulto, de forma relajada y firme, se niegue a cumplir el capricho del niño. Sin enfadarse, el adulto renuncia a la petición del pequeño siempre con la misma frase.

Juegos educativos en valores

Una buena forma de canalizar esa actitud y rebeldía de nuestro hijo, es hacerlo mediante juegos educativos. En Akros te presentamos una gran variedad de juegos enfocados a la educación en valores para los más pequeños.

Mediante los juegos aprenderán que la rebeldía solo trae cosas negativas y rechazo por parte de la sociedad, se le dará el valor correspondiente a determinadas conductas positivas con el objetivo de llevar una convivencia sin alteraciones ni rebeldías.

No dudes en ponerte en contacto con los profesionales de Akros. Ellos te ayudarán a elegir el juego o actividad adecuada para tu hijo.