Happy Children at SchoolLas normas de comportamiento varían según la edad de los pequeños y su nivel de madurez.

Normas de comportamiento en niños

Sin embargo, existen ciertas normas obligatorias que engloban todos los cursos. Las pautas de comportamiento en los variados aspectos en los que se desenvuelve el niño, lo convertirán, mediante pequeños actos, en un adulto más concienciado y empático.

Normas de comportamiento en el aula

Cada colegio puede crear sus normas de comportamiento. Dentro de lo subjetivo de la filosofía de cada centro, en las normas deben primar valores de tolerancia, respeto a los demás, libertad de expresión e igualdad de derechos.

Las normas de comportamiento son el factor garante de la convivencia escolar. Deben basarse tanto en los derechos de los estudiantes, como en sus obligaciones y responsabilidades. Estas últimas deben de ser asumidas como parte de la convivencia. Entre ella destacan las normas de comportamiento. Las normas que regulan la convivencia dentro del aula salvaguardan la convivencia. Entre ellas destacan:

  • El alumno debe llegar puntual a clase. Su entrada y salida del aula de será ordenada y sin correr. El niño debe saludar y despedirse cuando proceda.
  • El alumno debe mostrar una actitud de atención en clase. Sentarse de forma correcta y atender debidamente a los profesores.
  • El niño debe respetar los turnos de palabra en el aula. Escuchar Se debe escuchar a los demás compañeros durante las exposiciones.
  • El alumno debe ayudar a los otros alumnos si se le solicita y procurar hablar en voz baja.
  • El niño debe de cuidar el material de estudio y ser ordenado con su persona.

Normas de comportamiento en la calle

Child 165La seguridad de los niños en el ámbito urbano depende en gran medida de la educación que los pequeños reciban de sus padres. El civismo y las reglas que los adultos se apliquen a sí mismos, serán los determinantes del comportamiento del pequeño.

Los hijos repiten las conductas observadas en los adultos. Un niño muy pequeño apenas tendrá sentido del peligro que representa el entorno urbano para su seguridad.

La educación vial básica sirve para la protección de los niños en sus salidas a la calle. Siempre deben ir acompañados de un adulto. Además de que pueden ignorar los conceptos de derecha e izquierda, su campo visual, menor debido a su estatura, les imposibilita controlar su entorno cercano.

Niños entre los 3 y los 5 años

Son las edades perfectas para que un niño se inicie en la educación vial. El adulto puede aprovechar cada paseo con su hijo para comenzar a explicarle las normas de circulación para peatones. Pueden a prender lo que es un semáforo, su código de colores y cómo hay que actuar.

También se le puede enseñar al infante lo que es un paso de cebra, el paso de peatones y a comprobar ambos lados de la calzada antes de cruzar, pues no todos los conductores respetan las señales. También el pequeño puede aprender a cruzar sin correr y, si no va a dar tiempo, que es preferible esperar al siguiente ciclo del semáforo.

Niños entre los 5 y los 7 años

Aunque más crecidos, los pequeños siguen precisando del acompañamiento de un adulto para sus salidas a la calle. Ya aprendieron la distinción entre acera y calzada. Como juego, el adulto puede preguntarles por aquellos elementos del entorno urbano relacionados con la circulación. Los niños deben ser estimulados por sus aciertos y así procurarles un refuerzo positivo a su aprendizaje.

Los jóvenes de esas edades, ya están en disposición de comprender que en la calle hay zonas limitadas para ellos. Deben asumir que el ámbito para sus juegos y recreo es el parque, no las aceras ni la calzada. Mediante el ejemplo del adulto y los juegos sobre la circulación, se interiorizan los comportamientos seguros.

Normas de comportamiento en la casa

Child at HomeLas normas de comportamiento que tienen los adultos en el hogar pueden pasar inadvertidas, debido a la interiorización de las mismas. Un niño pequeño puede conocer por instinto ciertos comportamientos suyos que no debe realizar. Sin embargo, necesita directrices para saber conducirse en situaciones menos evidentes.

Es importante que el niño conozca las normas que rigen la convivencia en el hogar y los objetivos a los que aspira la familia en ese aspecto. Los padres deben dedicar un tiempo a la educación de sus pequeños para que comiencen a asumir estas conductas. Recuérdese que el niño necesita una dirección donde dirigirse.

Las reglas de comportamiento son fundamentales para la armonía dentro del hogar. Los niños precisan límites, y estas reglas ayudan a su socialización y les sirven de referentes. Otro aspecto positivo de la existencia de reglas consiste en la iniciación de los niños en la cultura del esfuerzo. Aprenderán a sentirse valorados por sus progresos mediante el refuerzo positivo de su familia.

¿Cómo crear normas eficaces?

Las reglas que se le ofrecen al niño deben de ser lo más claras y breves posibles, adaptadas a su nivel de madurez y conocidas (y asumidas) por el resto de la familia. Es recomendable que figuren por escrito en algún lugar visible de la casa.

Deben de ser de aplicación sistemática, perdurables a lo largo del tiempo y de aplicación sin excepciones por parte de los padres. En caso de existir alguna excepción puntual a su cumplimiento, el niño debe conocer la explicación del motivo. De lo contrario, las excepciones se convertirán en norma y la regla perderá eficacia.

Las normas familiares que les resulten comprensibles para los niños terminarán por automatizarse. Para ello deben de estar pensadas con respeto hacia sus necesidades, pero sin olvidar que no son ellos quien las imponen. Un niño pequeño se guía por lo que le apetece, pues ignora lo que le conviene.

Normas de comportamiento en la mesa

Las reglas de convivencia establecidas en el hogar incluyen el comedor. Se le puede enseñar al niño a comportarse en la mesa desde la primera infancia. Para que un niño, incluso un bebé, aprenda a comportarse existen una serie de pautas, entre ellas:

  • Comenzar la educación desde bebé. Se le puede enseñar a distinguir entre los diferentes momentos de su día, para que no confunda el del juego con el de la comida.
  • Televisión apagada. Ni móviles sobre la mesa, tablets, juguetes o lectura en el comedor durante el tiempo de la comida. Evitando distracciones, sólo se debe comer en la mesa.
  • Refuerzos positivos del buen comportamiento. Verbales y mediante alabanzas; tampoco hay que caer en sobornarles con regalos por cumplir su obligación. A lo sumo, establecer la costumbre de ir a comer fuera a un lugar de su agrado pasados unos días cada ciertos períodos (largos) de tiempo.
  • Si los niños mayores se conducen de forma maleducada, los padres dialogarán con él antes de la comida para que sepan que se espera de su comportamiento. Las directivas deben ser compresibles, fáciles de asumir y no demasiadas. Si el niño insiste en el mal comportamiento no se verá reforzado prestándole atención, mientras que las recibirá cuando se porte bien. El niño debe de conocer el funcionamiento de esta regla.
  • Establecer un horario de comidas para la familia. Pensando en los miembros que coman con mayor parsimonia, un rango de tiempo normal no sobrepasará los 40 minutos. Cumplido el plazo, se retira la comida.