Todos necesitamos dormir, es una función muy necesaria y cuando nos cuesta conciliar el sueño o nos despertamos y nos desvelamos en plena noche, acabamos sufriendo las consecuencias.

En los niños esto no es diferente; ellos necesitan dormir incluso más que los adultos y cualquier desorden que les provoque anomalías en el sueño pueden terminar por afectar directamente a su salud.

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Qué son las Parasomnias Infantiles

Antes de nada tenemos que aclarar que cuando hablamos de desórdenes del sueño en los niños, no nos referimos a los despertares habituales, que son normales, sino que las parasomnias infantiles son determinados fenómenos que se dan durante el periodo de sueño, que lo interrumpen y que pueden provocar que los niños se despierten totalmente que se mantengan en un estado mezcla entre sueño y vigilia parcial.

Las más comunes son las pesadillas, los terrores nocturnos y el sonambulismo.

También existen otros como la narcolepsia que deben ser atendidos y tratados por un médico especializado, del mismo modo que la apnea del sueño.

Parasomnias infantiles más comunes

Como hemos mencionado ya, las parasomnias infantiles más comunes son tres:

  • Pesadillas
  • Terrores nocturnos
  • Sonambulismo

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Pesadillas en los niños

Frecuentemente los niños pequeños tienen pesadillas, y en realidad es normal porque las pesadillas son el modo que tienen de manifestarse, de forma inconsciente, los miedos e inseguridades que les preocupan. Generalmente esas pesadillas les despiertan sobresaltados y suelen recordar de qué se trataba el sueño que estaban teniendo.

Con frecuencia las pesadillas suceden sobre todo en periodos en los que el niño sufre algún tipo de cambio en su vida, una etapa con más estrés, un cambio en sus rutinas o un periodo de transición que le esté creando cierta ansiedad, pero del mismo modo que aparecen estos episodios, también suelen desaparecer.

No obstante, nosotros los padres, podemos ayudarles a superar estos miedos intentando hacerles hablar sobre ellos. Es decir, si el niño se despierta sobresaltado con una pesadilla y recuerda lo que sucedía en ella, lo mejor es preguntarle y hacerle discurrir acerca de su sueño. A continuación podemos leerle un cuento o enseñarle imágenes bonitas, dibujos en la pared, etc., y debemos evitar que juegue con aparatos electrónicos o vea la tele antes de acostarse.

Son pequeños gestos, pequeñas costumbres y pequeños cambios que hacemos en sus vidas cotidianas, que modifican lo que les puede provocar esas pesadillas, y dejan en su mente sólo recuerdos bonitos antes de dormir.

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Terrores Nocturnos

La diferencia con las pesadillas es que los terrores nocturnos no hacen que el niño se despierte sino que le notamos intranquilo, con la respiración acelerada, solloza e incluso llora, se agita y mueve brazos y piernas, se incorpora y en ocasiones incluso hasta se puede levantar de la cama.

En realidad estos episodios de terrores nocturnos son más comunes a partir de los tres años y se pueden dar hasta los ocho. Pero es fácil que los niños los sufran antes de cumplir los tres años también.

En plena noche podemos despertarnos escuchando sollozos y gemidos de nuestro pequeño, y entrar en su habitación y encontrarle muy agitado, incorporado e incluso con los ojos abiertos, pero sin despertar.

Cuando existen estos episodios de terrores nocturnos, como decimos, no se llegan a despertar y los niños no suelen recordar lo que les ha ocurrido cuando se despiertan realmente.

Suelen suceder cuando los niños padecen algún tipo de enfermedad, cuando están más cansados de lo normal o tienen algún tipo de estrés que les pueda estar provocando ansiedad.

Pueden darse cuando empiezan a ir a la guardería, al colegio o cambian de cuidadores, en ocasiones por la ansiedad por separación.

No debemos despertarles, sino simplemente calmarles, acariciándoles, hablándoles de forma suave y arropándoles para que poco a poco se relajen y vuelvan a conciliar el sueño.

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Sonambulismo en los niños

Del mismo modo que los terrores nocturnos, el sonambulismo puede darse entre los tres y los ocho años, y son trastornos en los que el niño está en un termino medio, entre despierto y dormido, pero de forma inconsciente, sin recordar nada a la mañana siguiente.

Estos trastornos son episodios que, a diferencia de los terrores nocturnos, no están asociados con ningún tipo de ansiedad, no notamos que el niño se agite, ni solloce, sino que simplemente se despierta en sueños e incluso se puede dar un paseo por la habitación o la casa, sin ser consciente de lo que hace.

Cómo ayudar a los niños a que no padezcan Parasomnias Infantiles

Para intentar evitar que nuestros hijos padezcan terrores nocturnos o pesadillas, debemos seguir un comportamiento similar al que recomendábamos unas líneas más arriba, es decir, evitar la televisión y videojuegos, consolas o cualquier aparato electrónico antes de acostarse, hacerles hablar de sus miedos, e intentar hacerles comprender que esos miedos no tienen fundamento, que están papá y mamá a su lado para protegerles y que no les va a pasar nada. Mostrarles imágenes bonitas, leerles un cuento, repasar los acontecimientos del día y darles un tono más emocionante pueden ayudarte a que tu hijo concilie el sueño con más facilidad y que no haya nada que perturbe ese sueño en toda la noche.

Ayudarles a expresar sus sentimientos es posible gracias a juegos como los que La tienda de Akros pone a tu disposición sobre inteligencia emocional, pues son juegos indicados para que los pequeños puedan reconocer y comprender sus emociones y sus sentimientos, y lo que es más importante, saber expresarlos correctamente.

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Parasomnias Infantiles y Etapa de Sueño REM

El sueño REM se refiere al momento en que nuestros ojos se mueven de forma rápida mientras estamos dormidos, en inglés las siglas significan Rapid Eye Movement.

En el caso de las pesadillas, estas suceden durante la etapa de sueño REM, mientras que los terrores nocturnos suceden en una etapa de sueño más profunda, alrededor de dos o tres horas después de haber conciliado el sueño.

Los terrores nocturnos a pesar de suceder durante un momento del sueño profundo, hacen que el niño se despierte de forma parcial, es decir, se incorpora, solloza, gime, etc., y de hecho da la impresión de estar despierto, pero sin estarlo, es decir, hace todas esas cosas estando dormido, debido a que esto sucede en una periodo de sueño profundo.

La fase REM es la etapa en la que se producen los sueños, en su fase más superficial, y en la transición de la fase más profunda a esa fase más superficial, es en la que se dan los terrores nocturnos, que son reacciones repentinas de miedo.