La memoria es uno de los procesos cognitivos que más usamos a diario. Podría decirse que prácticamente no hay actividad cotidiana en la cual no intervenga algún tipo de memoria. Desde sostener una conversación hasta trabajar, tomar el autobús y volver a casa. 

¿Cuánto sabemos realmente sobre la memoria? ¿En todos funciona igual? ¿Siempre tendremos los mismos recuerdos? En Akros te responderemos todas estas interrogantes y muchas otras de interés para ti como persona y como padre o madre.

¿Qué es la memoria y cómo funciona?

La memoria es un proceso cognitivo que involucra varias zonas de la corteza cerebral siendo el hipocampo uno de los más importantes.  Sería incorrecto decir que el cerebro almacena información, lo que realmente sucede es que se consolidan patrones de funcionamiento neuronal cada vez que aprendemos algo.

Resulta más acertado decir que la memoria es un estímulo eléctrico-químico. Nuestro cerebro guarda la secuencia, amplitud, frecuencia particular de los circuitos neuronales que reaccionan ante un hecho o aprendizaje.

Así que cada vez que manejamos nuestro coche, cocinamos la receta de la abuela o recordamos un número de teléfono nuestro cerebro está repitiendo un estímulo químico en un grupo de neuronas específicos para cada actividad.  

Tipos de memoria

Pese a lo curioso que parezca, los especialistas reconocen distintos tipos de memorias. Estas distintas categorías de memoria funcionan constantemente en nuestro cerebro, incluso muchas de estas suceden en simultáneo.

Para estar al tanto de todo lo que tienes que saber sobre la memoria, es indispensable que reconozcas las distinciones más importantes:   

Memoria a corto y largo plazo

Son las informaciones más reconocibles por las personas. La memoria a corto plazo (MCP) es el primer proceso cognitivo al que se somete nuestro cerebro al recibir conocimiento nuevo. En esencia, es el mecanismo que nos permite retener una cantidad limitada de información en un periodo breve de tiempo.

Los estudios demuestran que la mayoría de las personas pueden recordar entre 5 y 9 números de una serie de 10 dígitos que se le muestran por pocos segundos. Esto sucede porque la memoria a corto plazo puede retener el promedio 7 elementos nuevos, aunque este promedio varía ligeramente dependiendo del individuo.

La memoria a corto plazo es un paso necesario para que algún aprendizaje llegue a la memoria de largo plazo. La importancia de este proceso es que permite al cerebro filtrar aquellos conocimientos que no son útiles o importantes para nuestro futuro.

Memoria para estudiar

La memoria es una pieza clave en el proceso de aprendizaje de cada individuo. En los estudios se suele desear tener buena memoria para retener nombres, fechas, datos puntuales, conceptos y demás información.

Así como un músculo, se puede ejercitar la memoria para alcanzar niveles mayores de retentiva. Existen una variedad amplia de técnicas de memorización y recursos nemotécnicos recomendados por expertos. Se conocen una serie de técnicas básicas para lograr excelentes calificaciones en los exámenes tales como:    

  • Enfocar toda tu atención en los estudios de cara a los exámenes.
  • Establecer horarios de estudio regulares.
  • Esquematizar y resumir la información.
  • Abordar progresivamente los objetivos a estudiar.
  • Estudiar en voz alta o debatir con algún compañero lo aprendido.

Memoria fotográfica

Todos conocemos a alguien con una memoria realmente asombrosa. A esta capacidad de retentiva se le conoce cotidianamente como memoria fotográfica, aunque los expertos no estén muy convencidos de este término.

Así como la memoria no es un almacén, el cerebro tampoco funciona como una cámara o una impresora que arroja imágenes precisas. La revista Focus de BBC defiende esta afirmación cuando se refiere a la capacidad de recordar momentos con absoluta precisión con el término de memoria eidética.  

Los estudios demuestran que las personas con este tipo de memoria suelen recordar con mucha más presión que el resto de individuos. También está demostrado que al menos el 10% de las personas experimentan este tipo de memoria a temprana edad, pero se pierde luego de los seis años de vida.

Memoria auditiva

Al referirnos a memoria solemos pensar inmediatamente en imágenes. Sin embargo, existe la memoria sensorial y esta involucra al resto de sentidos además de la vista.

La memoria auditiva o memoria ecoica está encargada de retener toda la información auditiva que percibimos del entorno. Se ha demostrado que este tipo de memoria es menos sensible a afasias y deterioro por la edad.

En niños la falla de esta memoria sensorial puede causarles problemas para recordar su nombre, el sonido de las letras, el hilo de la clase dictada por el profesor y demás dificultades en su día a día. La buena noticia es que esta memoria también se puede ejercitar por medio de juegos didácticos especiales.

Memoria principal y secundaria

Fue el psicólogo estadounidense William James quien en 1980 planteó dos estados diferenciados de la memoria, en su momento llamó a estas etapas memoria principal y memoria secundaria. Con el tiempo, los especialistas acuñaron los términos memoria a corto plazo para la memoria principal y memoria a largo plazo para la memoria secundaria.

En la memoria secundaria, que es la que actúa a largo plazo, se distinguen dos tipos: implícita y explícita.   

  • Memoria implícita: También conocida como procedimental, es la asociada a diversas actividades repetitivas tales como manejar una bicicleta o tocar un instrumento.
  • Memoria explícita: Se refiere a la percepción consciente de nuestro entorno y al conocimiento
    objetivo como reconocer personas, cosas, lugares y significados.   

¿Cómo funciona la memoria en los bebés?

Es importante saber que los bebés nacen con una estructura cognitiva funcional que le permite percibir estímulos y retenerlos en su memoria.

La memoria sensorial es la primera en desarrollarse en el infante. A pocos días de nacidos los niños pueden reconocer el olor de su madre y el sabor de la leche materna. Luego los estímulos recibidos por tacto y audición son retenidos. Los niños, en efecto, tienen memoria aunque no son consciente de ello.

La memoria en niños se desarrolla en etapas dependiendo de su edad:

  • A los 3 meses: identifican juguetes y otros objetos cotidianos como la ropa.
  • A los 6 meses: reconocen a las personas cercanas a su entorno como su familia.
  • A los 9 meses: recuerda la ubicación de sus juguetes o donde suelen ser guardados.
  • A los 12 meses: Retiene con mayor habilidad los estímulos. Puede reproducir onomatopeyas que se asemejen a sonidos familiares.
  • A partir de 2 años: Relaciona rostros conocidos con nombres, puede recordar
    rutinas complejas y empieza a trabajar su memoria de largo plazo.

La memoria en el adulto mayor

Con la edad es común la pérdida de la memoria a largo plazo y se nota un deterioro evidente para
asimilar información nueva. A este fenómeno se le como como deterioro cognitivo leve. Si bien se puede perder el conocimiento de habilidades completas, este estado se diferencia de la demencia senil o Alzheimer.

La pérdida cognitiva es común en personas mayores de los 60 años aunque la severidad de esta dependerá del individuo. Existen diferentes actividades recomendada para evitar este deterioro natural de la plasticidad cerebral, tales como juegos didácticos, test de memoria, rutinas de ejercicios, incluso dietas especializadas.

La memoria es indispensable para nuestra vida diaria. Ser consciente de esta habilidad y ejercitarla periódicamente es favorable para niños y adultos. Ahora que conoces cómo funciona la memoria, quizás te interese saber que en Akros tenemos juegos para entrenar esta habilidad en pequeños y grandes. No te olvides de visitar nuestro sitio y ver toda la información interesante que tenemos para ti y tu hijo o hija.