gestionar-rabietasDecirle “no” a un niño de dos años, sea cual sea el motivo, puede suponer el detonante para que estalle en una pataleta que no podremos creer. Saber actuar antes, durante y después de estos episodios es fundamental para poder gestionar las rabietas e incluso evitarlas.

Existen juegos de educación en valores que nos pueden ayudar a enseñar a nuestros hijos los buenos modales, tanto en la casa como en la calle o en el colegio. No obstante, debemos saber que las rabietas son necesarias.

Los niños deben expresar sus sentimientos y dejar escapar toda la frustración que tienen dentro. Dada su corta edad y limitaciones, tanto de vocabulario como de habilidades, la única forma que encuentran para hacernos ver que no están conformes con algo, es mediante una gran pataleta.

¿Cuándo surgen las rabietas?

A partir de los 18 meses pueden empezar a aparecer las rabietas, sobre todo a partir de los dos años. Esta época coincide con una mayor “independencia” del niño, que ha desarrollado algunas habilidades y su madurez se está haciendo notar.

Los “terrible two”, como muchos denominan a este periodo, se caracterizan especialmente por un continuo estado de ánimo cambiante. Los pequeños pasan de la felicidad más absoluta a la pena más grande en cuestión de segundos, debido a la frustración y, sobre todo, a la falta de tolerancia hacia ella que los más pequeños experimentan.

La mayoría de los padres las hemos sufrido, sobre todo estando en lugares públicos o fuera del entorno de control más conocido, como puede ser nuestra propia casa.

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Cuando las pataletas surgen en casa porque le has dicho a tu hijo que no puede hacer algo que está pretendiendo hacer, lo más aconsejable para gestionar las rabietas es que le dejemos en su cuarto o en un rincón en el que sepamos que no se puede hacer daño. Luego, solo tendrás que esperar un rato hasta que la rabieta pase sola.

El problema es que muchas de estas pataletas no se dan en casa o en un lugar en el que puedas dejar que el niño se calme por sí solo. El supermercado, la calle, una tienda o el consultorio médico puede ser el escenario perfecto para una buena pataleta. Es aquí, cuando las herramientas para gestionar las rabietas se hacen indispensables.

Cómo gestionar las rabietas

Estamos de acuerdo con que las rabietas son necesarias para los niños y que deben tenerlas para dejar escapar sus frustraciones y enfados, pero cuando éstas suceden, las mamás y los papás podemos sentirnos muy frustrados por no poder calmar a nuestro hijo.

Normalmente, aparecen acompañadas de llantos, gritos y patadas. El detonante puede ser la cosa más simple para ti, pero para a tu hijo, en ese momento, puede suponer un mundo.

Consejos para evitar las rabietas

Hay niños que no presentan estos ataques de rabia o que tienen muy pocos, y otros que las tienen a diario, e incluso varias veces al día. En cualquier caso, saber gestionar las rabietas de nuestro hijo correctamente es fundamental. Como padre debes saber cómo lo harás y el por qué será de esa forma, solo así podrás evitar las temidas pataletas.

Evitar frustraciones: si entramos con un niño a una juguetería y le enseñamos un montón de juguetes que le llamen la atención, que reconozca por sus dibujos favoritos o que simplemente el niño quiera, puede ocasionar un problema si pensamos irnos de la tienda con las manos vacías.

Con este proceso estaremos creando una situación de estrés que puede acabar fácilmente en una rabieta con el niño exigiéndonos uno de esos juguetes. Debemos evitar situaciones como esta, casi pueden entenderse como una tortura, porque el niño no entiende que sólo entras para mirar.

Ten presente que el pequeño no sabe lo que es el dinero ni cuanto cuestan los juguetes, él simplemente los quiere. Tampoco es buena idea comprarle algo para que se calme tras sufrir la pataleta, ya que nuestro hijo entenderá que el medio para conseguir lo que desea es una buena rabieta.

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Adaptarse al niño y adaptar al niño a las costumbres familiares: todos tenemos que ceder, ni los padres deben cambiar sus costumbres de forma radical, ni el niño debe ser el que mande en las actividades de la casa.

Es una cuestión de lógica que todos nos adaptemos, comprendiendo que somos uno más en la familia y que debemos adaptarnos para poder seguir con nuestras vidas. Hay que incluir a nuestro pequeño en todas las actividades, es muy importante hacerlo partícipe de ellas y permitir que el disfrute tanto como nosotros.

Explicarle la situación: Si hay algo que nuestro hijo tenga que hacer que no le resulte agradable, pero que sea necesario, tendremos que explicárselo de la forma más suave y comprensible para él.

Por ejemplo, ir al médico si sabe que le van a vacunar o no le gusta ir, puede resultar en una rabieta en la consulta. No es cuestión de engañarle y llevarle al médico a la fuerza, la mejor forma de hacer este proceso más llevadero es explicarle que harán algo que le gustará mucho, pero antes es necesario pasar por el médico.

Luego de salir de la consulta, puedes llevar a tu hijo a tomar un helado, comprarle un regalito por buen comportamiento o llevarlo a su parque favorito. De esta manera, la visita al médico será mucho más llevadera. Tu hijo sabrá que comportarse adecuadamente durante el proceso desagradable le proporcionará una recompensa. Obviamente si el niño estalla en una pataleta, el premio no debe existir.

Las negociaciones son importantes: Es muy fácil encontrarte un “NO” por respuesta cada vez que le propongas hacer algo concreto, como por ejemplo “si vais a salir de casa, debes ponerte el abrigo”. Si no logras que ceda al menos un poco, el mejor método es darle varias alternativas.

Puedes darle a escoger entre dos abrigos que tenga, ofrecerle la opción de ponérselo sin abrochar o ponerle algo divertido para que le llame la atención, como una chapa o un llavero colgando de la cremallera. Cualquier alternativa que sepas que le va a gustar, sobre todo porque podrá “elegirla” él mismo, es válida para gestionar las rabietas.

Ten en cuenta que esas opciones que le ofrezcas deben ser siempre beneficiosas para ti. De esta manera, elija lo que elija, será adecuado para ti. Este proceso es beneficioso para ambos, él estará decidiendo lo que desea y, sin darse cuenta, hará lo que tú necesitas que haga.

Prohibir o permitir sin sentido: No ayuda en nada ser muy exigente o muy permisivo, ya que el niño necesita unas rutinas, un orden y mantener unos conceptos claros en su cabeza sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer. Por eso, los padres no debemos ser permisivos ni tampoco prohibir por naturaleza, sino intentar tener claro qué y cómo queremos enseñar a nuestro hijo, para que él mismo sepa cuáles son las limitaciones que le estamos poniendo.

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Cualquier situación puede acabar en una pataleta en cuestión de segundos, por eso es importante vivir alguna. Solo así serás capaz de gestionar las rabietas de la mejor forma posible. Recuerda que cada niño es diferente y los gustos de cada uno pueden ser muy variados.

Gestionar las rabietas según el método Montessori

María Montessori fue una filósofa, educadora y psiquiatra que ideó un método excelente para gestionar las rabietas de los niños sin necesidad de implementar castigos.

Al momento en que se presente la pataleta, solo tendrás que entregarle al niño el «frasco de la calma» para lograr que la molestia merme. El recipiente contendrá agua y purpurina del color favorito del pequeño y cuando la frustración ataque, el niño podrá agitar el frasco y drenar su rabia.

Este sencillo método llevará al niño a un estado de calma y le permitirá sentir que sus padres lo comprende, lo apoyan, lo respetan y, sobre todo, lo quieren. 

Cómo actuar ante una rabieta

Es importante saber cómo actuar ante una pataleta, pero esto puede variar mucho dependiendo de dónde nos encontremos en el momento del estallido de nuestro hijo. Si estás en la calle, en un sitio público o en casa de algún familiar no actuarás de la misma manera que si ocurre en tu propia casa.

Si hablas con cualquier profesional, como profesores, pediatras o psicólogos infantiles, te dirán que cuando el niño tiene una rabieta el mejor método para que se le pase es ignorarle. No hacerle caso para que no obtenga ningún tipo de respuesta ante su actuación errónea es el método de enseñanza más eficaz.

Esto es algo muy lógico, ya que poco a poco se dará cuenta de que no está obteniendo ningún resultado con su comportamiento, y que una vez que se calme todo regresará a su estado normal.

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Cuando te encuentras en casa es fácil, ya que puedes dejar al niño a solas en su habitación, en el parque de juegos o en la cuna, hasta que la rabieta ceda por sí sola. Es posible que incluso cuando vayas a por él te lo encuentres dormido.

El problema es cuando estas rabietas suceden en un lugar público y no puedes ignorar a tu hijo, por ejemplo en la consulta del médico, en el supermercado o en el parque.

En estos casos la opción más rápida y efectiva es la negociación. Nunca debes ceder a lo que el niño desea y al por qué de su estallido, pero puedes ofrecerle una alternativa. Por ejemplo, si no quiere estar en el supermercado y se pone a llorar, puedes darle la opción de comprar algo que le gusta si modifica ese comportamiento.

No siempre es necesario ofrecer algo material al niño. También puedes decirle que si cambia el comportamiento y deja de llorar, cuando vuelvan a casa harán algo que le guste, como jugar a la pelota juntos, ir a la piscina o hacer algún postre que realmente le guste.

Es muy importante asegurarnos de que el niño no se puede hacer daño ni hacer daño a los demás. Cuando están en un momento de ira y frustración que estalla en una pataleta, hasta ellos mismos se pueden asustar de ese exceso de rabia incontrolable.

El autocontrol es la base principal para que los más pequeños aprendan la capacidad de gestionar sus emociones, en este caso negativas, ante cualquier situación. La rabia puede producir frustación, ansiedad y conflictos con la sociedad. Por ello, educar a los más pequeños con unas bases de paciencia y autocontrol son claves para evitar que estas situación vayan a más.

Recuerda que, según los expertos, una rabieta de vez en cuando no es un problema. De hecho, es algo normal que caracteriza a los niños cuando se les restringen ciertos caprichos. Sin embargo, si las pataletas suceden con cualquier cosa, de manera constante, debemos recurrir a un trato más especial, ya que puede ser un problema profundo.

En este vídeo podemos comprobar cómo un niño busca que le vean cuando está con una pataleta:

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Desde Akros queremos ofrecer toda la información básica y necesaria para que como padre o educador sepas gestionar las rabietas desde un punto de vista educacional y controlado. Puedes hacerlo bien por más frustrado que te sientas con esta situación repetitiva.

Esperamos que toda la información que te hemos proporcionado te sirva de ayuda a la hora de afrontar una pataleta de tu pequeño. Recuerda que, ante cualquier duda, siempre podrás consultar con los profesionales de Akros y visitar nuestro catálogo online en busca del juego ideal para canalizar sus enfados de tu hijo.

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